Estando a las puertas del jardín de infantes vi señoras que llevaban niños del brazo. Pequeñas bolsas de basura eran depositadas en el cesto. Cigarro en una mano, carro de bebé en la otra, un chusmerío en los labios (pintados, claro).
Un perro pasa por la vereda de enfrente, levanta la cabeza, nos mira y parece expresar pena: “pobres” debe pensar.Yo me sentí bien porque creí estar fuera del cuadro; sin embargo estaba dentro. Por omisión, o mejor, por desidia, estaba dentro.
Y tuve el impulso de correr en pos de ese perro para justificar mi vergüenza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario