Las extrañas conversaciones testigo
Son siempre recordadas las anécdotas robadas de otro
que las hizo públicas en lugares de reflexiones apoteósicas como los son las
filas; ya sea en el cine, en la cola de un banco o en la del colectivo… las
recordamos con el cariño del chusma bien intencionado que comparte un momento
denso con completos desconocidos.
He aquí uno de esos momentos ilustres a mi memoria:
Una curiosa mujer le contaba a su amiga su teoría de
la bienaventuranza. Ella explicaba en clave pseudo científica (por metodológico
y sistemático) como podía torcer la desventura si conseguí contar hasta 26
antes de que se materializara la desgracia.
“sí”, decía, “por caso que una vez una botella
tambaleó en la mesa, rodó hasta el extremo y cayó al suelo sin romperse porque
yo logré contar hasta 26 desde que comenzó el fenómeno”
Comentarios al margen, lo cierto es que esto fue
narrado en el marco de una parada de un cansino colectivo que no quería
aparecer.
De pronto, en la lejanía se percibe la silueta de un carro móvil de
considerables dimensiones y hete aquí que la mujer propone poner a prueba su
teoría.
Entre risas mudas contemplo divertido y me siento ansioso a esperar el
desenlace de tamaña aventura, cuando, para mi sorpresa, resultó ser el su
colectivo; lo pararon y lo tomaron risueñas, dejándome solo y malhumorado en la
calle.
Refunfuñando maldiciones despreciables hacia ambas,
la suerte quiso que otro transporte público se divisara en la lejanía dejándome
a mí la tamaña decisión de atenerme a mis creencias…
… o contar hasta 26.
CREER O REVENTAR...me encanta redescubrir con vos estas anécdotas inexplicablemente mágicas.
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