Ranas y estrellas es un recreo de tres minutos antes de volver a trabajar, es un cable al cielo donde uno puede conectar su mente al limbo y decir "hola" a todos los papa frita que, como yo, nos quedamos atrapados aqui cuando niños, para nunca mas regresar.
Ranas y estrellas es el País de Nunca Jamás, pero Peter Pan ya no vive, y el legado pesa sobre nosotros ahora, sobre los Niños Perdidos!

29 de agosto de 2010

El Sello - MoBAld

Oscuridad. Hambre… no... Sed, mucha sed.
Neblina roja, nebulosa constante que transporta los latidos de mi corazón. Sed… roja sed. Cloacas, drenajes, cañerías, suciedades ajenas... hogar.
Oscuridad.
Sello: vida eterna; una bendición... y una maldición.
Ser oscuro, tinieblas, dijo: Yo guardián. Confusión, nebulosa, dolor de sed, dolor físico.
Oscuridad.
Repleta de olores, hastiada de fobias,... y pecados, mi lugar.
Una silueta, distinta, ratas huyen; los pecados (hombre) contra un muro. Negra silueta contra negra pared... sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed...
Hostil, furioso, rojo. Quieren el sello. Sed, cerca; olor. Siento olor. A pecado olor, dos olores, el otro lejos, este cerca, con miedo... delicioso.
Fiero guerrero, alto, mirada de pánico... sorpresa, lo sorprende mi forma guitarra, sonrisa, ¿sonríe?...grave error.
Paredes rojas, lluvia de sangre que fluye por mis venas en perfecta armonía, hermoso, tanta sed, desesperación, debo beber, saciarme, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed, sed... la vista se tiñe de rojo, desespero ante su calor, dulce, húmeda, caliente....ahhh.....sed.
109 ahora, faltan pocos....
Frío al costado. Nada… sólo un brillo... y un olor... ¡el otro olor!.
Brillo punzante, decidido, duele.
Grita, dice algo. No escucho, ya no oigo, duele, filosa, duele. Sed... se vá, neblina roja... desaparece... ya no duele.......más.

_Maldita vampiro. – Dice el Valiente Corsario – estas cloacas apestan a sangre, cuántos...¿cuántos han perecido bajo tu sedienta voracidad?
Gira, ve a su amigo muerto, no puede detenerse a  llorarlo, no ahora, ya tendrá tiempo para nombrar lagrimas en su honor... mucho tiempo. Se rearma de valor, coge su espada, aún cubierta de la negra sangre y se zambulle en las tinieblas.
El túnel es ahora angosto y, bajo el sudor pálido, el latir de un corazón cansado le revela la luz en la noche, está cerca. Se dice a sí mismo que el altar esta próximo, el sello lo espera.
Las vendas oscuras que le oprimían la vista se caen poco a poco bajo el poder creciente de una pequeña luz.

Tenue, amarilla, cálida... luz.

(Entra Valiente Corsario,  una mesita de estar pequeña y circular se halla en medio de la habitación, sobre ella una pequeña vela, al lado un sofá rojo y lujoso se ríe del peso de un anciano decrepito, vestido solo con una túnica negra, larga y arrugada dada su postura en el sofá.)
Anciano: (mira por lo bajo) todas las cosas yacen bajo el poder de una vela, algunas grandes como el sol, otras... (pausa) pequeñas como un fósforo o esta misma llama. La luz no es sino la sombra de la llama, su reflejo. No dejes que te hablen de luz, noble Caballero, no existe más que en el Infierno (sonríe de soslayo).
Valiente Corsario: (desconcertado) ¿Dónde está el sello? (mira por todos lados, inmóvil, registra el lugar con una expresión de no poder penetrar la oscuridad circundante, se paraliza, mirada de impaciencia)
Anciano: ¿Sello? Si quiere puede sentarse junto a mí, hay bastante espacio en mi sofá, y podremos platicar bajo el amparo de mi vela; puede que no sea tan poderosa como el sol, pero servirá por ahora. (aplaude y la llama crece un poco)

Vista general de la habitación, chica, solo cuatro paredes, el sofá, la mesita, y en un rincón una pequeña biblioteca. Valiente Corsario da un giro y mira a su alrededor.

Valiente: ¿Es usted la muerte?
Anciano: (divertido y a la vez misterioso y resuelto) no soy el mensajero, sino el juez.
Valiente: ¿Dios?
Anciano: (Risotada) no creas en todo lo que escuchaste, no todo el arte es lo que se pinta. Ni él es el quien dicen, ni yo... lo que aparento. (breve pausa de reflexión) Digamos que si Él es el artífice de la obra, su firma sería la religión, y yo... quién la vende.
Val…: ¿Quién es usted? (duda, miedo)
Anciano: Muchos son mis nombres, en muchos lugares. Mas: ¿qué importancia tiene un nombre? Es solo otra forma de calificar y clasificar personas. Yo SOY. Yo FUI. Yo SERÉ, porque el hombre no puede vivir sin mí. Yo estoy en las buenas y en las malas, soy el que los engaña, quien los contradice, quien los refuta; pero no por oscuridad y perversión, sino para ayudarlos a lograr la claridad y distinción, yo soy el verdadero amigo del hombre. Déjame ponerlo de este modo: el amigo que está siempre a tu lado por opresión o porque se siente inferior o superior a ti, o el que se asemeja tanto que por simbiosis están juntos, y que sabes en las difíciles no podrá estar contigo; ese amigo, ¿es el mejor? O prefieres al amigo que te muestra tanto uno como otro de los caminos, que te da su opinión, te guste o no, y con el que generalmente estas enojado porque no piensa como tú, pero es el primero en darte la mano cuando las cosas no andan bien y ayudarte a levantar cuando caes de un piedrazo. Tú eliges.
Val…: Un amigo no me haría dudar.
Anciano: La duda, a veces, es el mejor de los caminos. Duda, y no tendrás desilusiones.
Hombre: Ni podré tener motivaciones.
Anciano: Ah, claro, me olvidaba que el hombre necesita “motivarse” para actuar. Nuca hará nada sino hay algo a cambio.
Hombre: No quise decir eso.
Anciano: (divertido) Muchas cosas no quieren ser dichas pero son dichas igualmente. Lo que uno dice sin pensar es lo que uno piensa realmente.
Hombre: No creo así.
Anciano: (siempre resuelto, como si todo lo que pasa, él lo sabe de antemano) Mejor por ti, esconde tu ser detrás de una mascara de vanidad y morirás en el desconsuelo de que nadie te conoció realmente.
Hombre:  Me confundes con tus palabras.
Anciano: (misterioso) Mejor, estarás bien encaminado.
Hombre: (Desconcertado) …
Anciano: (mirada de sobreentendido) ¿No viniste aquí en busca del sello?

Momento de silencio y tensión, en la habitación, Valiente Corsario con gesto de no saber que hacer; si hablar o no hablar.

Hombre: (rendido lanza su pregunta directamente, muy confuso) ¿Usted conoce el secreto de la vida eterna?
Anciano: Sí… y no... Verás, yo existo por siempre, pero eso es distinto para mí que para ti, no es lo mismo que vivir eternamente. (Larga pausa, mira la luz de su vela y medita largamente) Nacer y morir son cosas sin significado para mí.
Todas las cosas mueren, pero yo puedo obligar a tu alma, tu mismísima esencia, a permanecer atada a tu cuerpo aún cuando este haya muerto físicamente. (Mira al corsario, serio y severo) Ese es el poder del Sello: Sellar la muerte del cuerpo obligando a tu alma a quedarse.

Un silencio de hondo invadió el pequeño cuarto. El Hombre pareció envalentonarse al ver que el viejo sabía del sello. Después de todo era solo un anciano, ¿qué posibilidades tenía un viejo decrepito y moribundo contra un temerario Hombre como lo era?
Yo no puedo darte una existencia infinita solo la puedo limitar a una esclavitud del alma, serás inmortal en espíritu pero dentro de un defectuoso cuerpo luego de tu muerte física. La elección como en todas las cosas sigue siendo tuya.
Hombre: Quiero vivir por siempre
Entonces te obligaré a morir en carne y perdurar en espíritu.
Y al decir esto un fulgor pálido apareció en sus ojos, la luz de la vela se pasó, danzando, al verde y luego a un triste azul, para terminar en un rojo profundo que poco a poco fue apagándose; mientras La Voz, cavernosa y resonante decía:
Ahora vivirás en tu cuerpo ya muerto, con tu alma agonizando de dolor hasta que un mortal corte tu cabeza o te atraviese el corazón al igual que tú lo hiciste con tu guardián predecesor. Eres el nuevo protector del sello, Corsario. La luz del día te quemara la piel; el dolor será tremendo: te obligará a permanecer dentro de los drenajes donde las tinieblas reinan y tu piel pálida, corroída por el pecado de la avaricia y la perversión, no quemará... tanto. La plata y el oro también te quemarán en señal de la codicia que reina en tu alma. Ansiarás las vidas que ya no tienes y por eso beberás la sangre de 113 mortales como tú, deseosos de poder y gloria, codiciosos desde la raíz. Cuando lo logres, si lo logras, habrás demostrado arrepentimiento y serás perdonado, obtendrás la existencia infinita al lado de tu Creador.


                                                                  …la luz se fue apagando hasta que las tinieblas gobernaron.

 Fin

1 comentario:

  1. Como en tus dibujos, los años y la madurez ayudan a tu creatividad.
    Hace mucho que no entraba al blog, y me sorprendió.
    Desde mi costado mas humilde te felicito y envidio (teniendo en cuenta la definición de envidia que alguna vez vos me dijiste)

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