Si es que la paciencia es la madre de todas las ciencias, es una verdadera pena para la ciencia que Marcus Levine optara por el arte.
¡Y es que este señor se dedica a hacer obras de arte con clavos!
Marcus Levine es un escultor nacido en Yorkshire y que estudió en el Jacob Kramer Art College, junto a figuras del arte moderno británico como Damien Hirst (de quien hablaremos en otra oportunidad).
Buscando su propio camino artístico, un buen día le dio por ponerse a clavar pequeñas tachuelas sobre una madera blanca para representar una figura humana y parece que la idea le gustó. Desde entonces ha continuado perfeccionando su técnica hasta conseguir crear verdaderas maravillas.El físico humano es su tema preferido: con la altura de los clavos y la distancia, combinados con la luz que se aplicará al conjunto, Levine es capaz de crear una serie de tonos distintos que varían según el ángulo desde donde los contemple el espectador, consiguiendo en cierto modo que sus obras tengan cierto grado de vida propia.
No es fácil con algo tan inflexible y frío como un clavo, conseguir recrear la naturaleza curvilínea del cuerpo humano, con sus contorneos suaves y delicados. No se qué les parezca a ustedes, pero yo le doy un diez, a su trabajo y a su paciencia.
No es fácil con algo tan inflexible y frío como un clavo, conseguir recrear la naturaleza curvilínea del cuerpo humano, con sus contorneos suaves y delicados. No se qué les parezca a ustedes, pero yo le doy un diez, a su trabajo y a su paciencia.
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