Agonizaba desde su primer latido (todos lo hacemos) y setenta y nueve años después de aquel, se disponía a enfrentar los últimos con estoica determinación y amarga ignorancia.
Miró por sobre su hombro y vio su vida. ¿Fue alguien? ¿Acaso alguien lo es?
Fue ilustrador, si es que la profesión sirve para categorizar la importancia de la existencia en las personas. Su legado es una pila de originales (que la Posteridad nunca conocerá), algunos trabajos publicados y una pira (aún humeante) llena de sueños.
Miró al cielo y vio nubes. Miró la ciudad y vio cemento. Escuchó la brisa con los ojos cerrados.
El tambor sonó una última vez.
…
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