Cuando te leo y me leo temo criticarnos por enroscados.
En los nudos enunciados me detengo a modo de pausa linda y trato, a veces con más éxito, a veces con menos, de desenredarlos, estirar las oraciones y ver y beber el pensamiento siempre simple que escondíamos.
Ahí me doy cuenta que lo simple no se enuncia simple; que lo que se dice simple no se entiende simple y tengo que enroscarme… debo hacerlo para entendernos.
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