La gris está callada, ciudad brasa, no quema sino cauteriza.
Deja cicatriz que permanece inalterada,
vómito que pide monedas, pelos eriza,
la noche maúlla fría y helada.
Porque no fue sino un sueño de infantes proezas.
El ruido, los gritos, trituran el porvenir,
y lo transforman en devenir,
de persistente tristeza
¿Será que debo aprender a volar?
Si no quedara nada por salvar,
si no fuera gris la eternidad,
sólo así tendría la oportunidad,
de mirar con el alma y encontrar
tu mirada en la oscuridad.
No quedan penas en mi corazón,
no quedan penas en mí,
no quedan penas,
no quedan,
no
¿Será que debo aprender a volar?
Si me quedara algo por salvar,
si fuera el amor la eternidad,
sólo así tendría una oportunidad,
de mirar con el alma y encontrar
tu mirada en la oscuridad.
Porque no fue sino un sueño de infantes proezas.
¿Será que debo recordar cómo volar?
Siento cuando te leo, que me invade una profunda tristeza, un pesimismo extrañamente impregnado de Esperanza.
ResponderBorrarSi Peter Pan viniera a buscarme una noche azul, que me sorprenda a oscuras. Por favor, que no de la luz, no vaya a descubrir que suelo mentir cuando juro ser aún ese niño
I. Serrano