Soy un perro dormido a la orilla de la leña que crepita, porque por suerte arde, en un hogar al borde de una alfombra redonda coronada por un sillón de respaldo alto y brazos cómodos; detrás asoma como el sol una biblioteca repleta de historias.
Un perro que duerme a la orilla de la leña... un perro que duerme... y sueña...
Eso sí, por suerte sueña.
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